domingo, 17 de enero de 2010

Desilusión

Iba Rafael caminando apresuradamente por la avenida más larga que jamás había visto. Estaba atrasado. Debía llegar a las 19 hrs. en punto a aquella esquina en donde se encontraría con su grupo de amigos. Cumplía 23 años de edad y estaba feliz de celebrar aquel día con la gente que compartía habitualmente. Además, sus amigos, habían logrado conseguir aquella caja de licores que tanto anhelaba para completar su colección.
Cuando llegó al lugar, sus amigos lo esperaban sentados en el suelo, en un círculo y con una bolsa negra en el centro. Cada uno lo saludó de la mano y con golpes en la espalda, y todos ellos lo felicitaron a su manera, diciendo: “Weeena poh Rafa, feliz cumpleaños socio… te estai poniendo mah viejo compadre, ejalé”.
A los minutos todos se levantaron del suelo y emprendieron marcha a su destino: La Discoteque.
De pronto, Gonzalo, uno de sus amigos y el más serio, se quedó atrás y gritó fuertemente: ¡NO! Todos voltearon asustados a verlo y nadie comprendía lo que había sucedido, sin embargo Gonzalo, se acercó a un muchacho que acababa de tirar un envase de papas fritas al suelo y le dice enojado: ¿O`e, que te hai crei`o? ¿Acaso no te enseñaron a que la basura no se tira al suelo si no que se bota al basurero? ¿Tirai los papeles en tu casa al suelo también? ¡Recógelo al toque si no querí que te dé un combo de una!
El muchacho asustado recogió el envase y lo echó al basurero más cercano. Gonzalo, al notar que el tipo le había obedecido, metió sus manos tranquilamente a los bolsillos del pantalón y siguió caminando junto a los demás.
En el trayecto a la disco todos iban cantando, riendo y conversando. Llegaron al lugar e hicieron la fila para pagar la entrada. Cuando finalmente llegaron a ésta, los guardias los revisaron y a José le encontraron en su chaqueta un arma. De inmediato lo apartaron del grupo y lo encerraron en una pequeña sala. Al instante llegaron los carabineros y comenzaron el interrogatorio. José insistía en que era una pistola de juguete, de agua específicamente, pero nadie se atrevía a comprobar para no dejar huellas en ella. Cuando los carabineros corroboraron que dicha “arma” no era real, sino de plástico, salieron avergonzados de la sala y pidiendo disculpas a José se retiraron rápidamente.
Estando todos adentro y con José de vuelta en el grupo, 3 de ellos fueron a la barra.
Fueron luego a guardarropía y entregaron la bolsa negra, pero antes, sacaron de ella una pequeña botella que contenía un líquido rojo.
Luego de un rato, Rafael se sintió borracho y se sacó la polera. Sus amigos sacaron la botella y en su vaso, vertieron un poco de ese extraño líquido.
Rafael sin darse cuenta lo bebió. Sus amigos, quienes no lo dejaron solo en ningún momento, lo observaban fijamente y estaban pendientes de sus actos, cuando de un momento a otro cae desmayado. Ángel, el amigo más cercano, lo toma en sus brazos y lo acomoda en la silla, para luego llevarlo a casa.


Rafael, dentro de su inconciencia, siente que despierta en una cama, desorientado, sin poder mover los brazos ni piernas debido a que está completamente atado. Todo su entorno era blanco y no había ningún objeto al cual observar.

Iba caminando solo sobre los rieles del ferrocarril. Tropieza y al levantarse se encuentra cara a cara con una mujer. Ella atada de pies y manos, aparece sobre la cama de un motel. Rafael saca de su bolso unas pinzas y comienza a depilarle las piernas a la tipa. Saca además unos labiales y maquillaje. Le pregunta: ¿Qué marca es la mejor en maquillajes? Y ella responde: “La mejor marca en maquillajes es Espermaliquid”. Rafael se para rápidamente de la cama y da un giro de felicidad y grita orgulloso: ¡Justo la que utilizo yo!

Despertó ebrio en un parque con un vómito al lado. Al ponerse de pie, se agachó para recoger una botella de vodka que tenía junto a él y al intentar tomar un poco, se mojó la polera al no controlar la dirección de su mano. Caminaba por el pasto y recogía hojas secas y las guardaba en su bolsillo, de pronto escucha el sonido de una botella quebrarse y cae al suelo.

Despierta tras las rejas junto a otros reos. Asustado se queda parado en un rincón. Al rato, logra persuadir y convence al guardia de abrir la celda para ir al baño. Éste la abre, pero Rafael sale corriendo del lugar y logra escapar. Una vez afuera, corre a más no poder y llega a una pasarela para intentar suicidarse. Al subir a la baranda resbala y cae hacia atrás rompiéndose la cabeza.

Felipe le tira un vaso de agua en la cara para despertarlo y Rafael, ahogado, se sienta en el sillón medio desorientado preguntando lo que pasó. Sus amigos le confiesan lo que hicieron y recalcando en todo momento que fue sin ninguna mala intención.
Rafael, decepcionado, les grita que no tiene amigos y los integrantes del grupo, asombrados, lo miran extraño y perplejos. Rafael sonríe y les dice: es una broma!!! Se abrazaron todos y le dieron su regalo al cumpleañero: Las llaves de una cabina telefónica para sacar la caja de licores que él tanto anhelaba. Rafael corre hacia la cabina que está afuera, la abre y saca la caja. La toma en sus manos con dificultad, la besa, solloza y grita: por fin la completéééé. Entre tanta emoción, pasa un motoquero, rápidamente le quita la caja y se la lleva.

1 comentario:

  1. Ese niño es un alcoholico. cómo será experimentar eso de emborracharse?
    es que eso no lo permiten mis valores y mis principios...
    me gustó esta mini historia, me hizo abrir mis ojos censurados por una religión judía budista cristiana apostólica mormona.

    yiah amiga me desconectaré, mi mamá viene con su latigo poderoso de la desconexión...así que largarme debo jaj...

    adios con vos


    chipolilla de las mercedes
    comúnmente conocida como Carolina Hermosilla

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